Todos sabemos que un programa es un conjunto de emisiones periódicas transmitidas por televisión o radio,
para entretener a la gente y agrupadas bajo un título o cabecera común,
en las que a modo de bloque se incluye la mayor parte de los contenidos
audiovisuales
que se ofrecen en una cadena. En el ámbito profesional, no son
considerados programas los bloques de contenidos dedicados a las
autopromociones, a la continuidad y a la publicidad convencional. Los programas televisivos sirven para entretener, divulgar noticias, informar, etc. Un último uso es el que se emplea en la propia jerga mediática. Los
profesionales del medio utilizan este vocablo para describir el
contenido que no es informativo, deportivo ni de ficción. Según esta
acepción, una serie, una película,
un partido de fútbol o un noticiario no serían un programa, término que
quedaría reservado a las restantes líneas de programación (concursos, magacines, reality shows, late shows,
etc.), a las que también se conoce con el nombre genérico de
entretenimiento o variedades. Tal distinción obedece a la forma en que
la mayoría de las cadenas organizan sus distintas áreas de producción. Pero muchas veces las conexiones en directo de los programas deportivos, no es que salgan del todo bien. Hemos visto a cientos de periodistas intentar dar una noticia, mientras que los aficionados le interrumpen una y otra vez. Pues un nuevo ejemplo de estas circunstancias se dan una y otra vez en Polonia y Ucrania, durante este verano en la Eurocopa. Aquí un nuevo ejemplo de como una reportera ucraniana no puede hacer su trabajo.